- Según Amábilis, este proyecto fue concebido a la arquitectura clásica que ostentan los monumentos antiguos de México”, o sea, los edificios con patios centrales rodeados de habitaciones o galerías que fueron muy característicos en la época prehispánica. Esta distribución, afirma el arquitecto, “resuelve, de una manera perfecta, el problema de la circulación, respondiendo con esta especial cualidad, así como con los demás detalles de su distribución, a las necesidades genuinas de semejante edificio”
- Para el trabajo escultórico en piedra tallada y en yesería, el arquitecto Manuel Amábilis contó con la colaboración de Leopoldo Tommasi López y para la pintura y los vitrales, con la del maestro Víctor M. Reyes. Corría la época del historicismo artístico o quizá sea más correcto llamarla la época del nacionalismo; para manifestarlo se hizo uso de los historicismos artísticos, por lo que en los elementos iconográficos Amábilis trató de sintetizar la historia de la cultura prehispánica, especialmente maya, que era la de sus propios orígenes.
- De hecho, así lo entiende el propio autor al explicar que “la Arquitectura del exterior de nuestro Pabellón está de completo acuerdo con los trazados regulares arquitectónicos, que durante mis estudios he podido descubrir en los antiguos monumentos de Yucatán y de las márgenes del río Usumacinta, donde estuvieron los principales asientos de una muy avanzada y extensa civilización. Pero él no está de acuerdo en denominarla “maya”, sino “tolteca”, por lo que afirma que “la Arquitectura que luce el Pabellón de México en Sevilla es genuinamente Tolteca, abarcando, con esta denominación, los distintos matices que al Arte Tolteca pudieron aportar las razas que poblaron el territorio nacional en la decadencia de la ingente Civilización Tolteca”.
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